¿Cómo se mueven las mujeres latinoamericanas durante la pandemia?

EUROCLIMA+ y Mujeres en Movimiento presentaron investigaciones sobre los efectos de la movilidad y la contingencia sanitaria con perspectiva de género.

Ciudad de México, 25 de agosto 2020.- La contingencia sanitaria por el COVID-19 y las medidas tomadas para evitar su propagación evidenciaron las desigualdades socales hacia grupos históricamente vulnerabilizados que ya existían antes de la pandemia. ¿Qué acciones a largo plazo se pueden tomar para contrarrestar estos efectos?

El programa EUROCLIMA+ promueve iniciativas y conocimientos para el desarrollo sostenible que integren interseccionalmente factores como la desigualdad social y la perspectiva de género. Es por ello que, junto a la organización Mujeres en Movimiento, desarrolló el seminario virtual “¿Cómo se mueven las mujeres Latinoamericanas durante la pandemia?”.

Durante este encuentro se mostraron resultados recientes de dos investigaciones sobre cómo se ha afectado la movilidad de las mujeres durante la contingencia sanitaria en América Latina, para posteriormente analizar el impacto que han tomado las ciudades de la región en la movilidad con perspectiva de género. El conversatorio estuvo integrado por las panelistas Laura Pérez, de Ciudades del Futuro; Georgina Sticco, de GROW; y Alejandra Conconi, de GROW. La moderación estuvo a cargo de Valentina Montoya, de Transport Gender Lab. Fue realizado el pasado 20 de agosto y tuvo una asistencia de 158 personas. 

 

Efectos del COVID-19 sobre la movilidad de las mujeres en México

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Durante la primera ponencia, Laura Pérez presentó un estudio realizado por Ciudades del Futuro, programa que trabaja en ciudades mexicanas para mejorar la movilidad sostenible, especialmente en mujeres y niñas. La investigación encontró algunos efectos recurrentes en ciudades de todo el mundo:

  • Aumento en el desempleo y crecimiento del sector informal y precario, que afecta desproporcionalmente a las mujeres.

  • Incremento en la vulnerabilidad de personal de servicios esenciales, principalmente mujeres en actividades relacionadas con la salud, limpieza y alimentos.

  • Un aumento en la carga del trabajo doméstico, que afecta predominantemente a mujeres, en tanto que se les delega como responsables de esta actividad.

  • Un aumento en la tasa de violencia doméstica hacia las mujeres.

  • Aumento del riesgo de contagio para personas adultas y personas con enfermedades crónicas o de inmunodeficiencia, que afecta sobre todo a quienes viven en una situación de pobreza.

Cabe resaltar que las mujeres han tenido menor acceso al desarrollo y a servicios incluso antes de la pandemia, condición que se ha vuelto más profunda en estos últimos meses. Si bien los servicios de la movilidad les permiten realizar sus actividades y acceder a oportunidades, la planificación de las ciudades no ha contemplado sus necesidades.

Vivimos en ciudades planificadas y construidas con base en la movilidad de los hombres. Nuestras ciudades se construyeron pensando en esta división sexual del trabajo en la que los hombres son los que trabajan y las mujeres se quedan en casa. Realmente no han evolucionado con la sociedad, han permanecido invisibilizando la movilidad de las mujeres, mencionó Laura.

Con la llegada de la pandemia, se generaron respuestas al COVID-19 en materia de movilidad de manera rápida y reactiva que transformaron la vida y limitaron el movimiento cotidiano de las personas. De acuerdo con el estudio, estas medidas no consideran esencialmente la forma en la que se mueven las mujeres, lo que afecta su experiencia como usuarias. Esto afecta principalmente los siguientes aspectos:

  • Una limitada capacidad para moverse por la reducción de ingresos, lo que aumenta la carga en gastos de transporte. Esto afecta sobre todo a mujeres habitantes de la periferia.

  • Un incremento en el gasto de transporte al tener que buscar rutas alternativas ante la limitación de servicios de transporte.

  • Empleo informal. En México, el 23% de las mujeres económicamente activas participan del sector informal.

  • Una dificultad para realizar actividades cotidianas y tareas vinculadas al trabajo.

  • Modificación de rutas para hacer compras o acceder a centros de salud se ven trastocados.

  • Un aumento en la percepción de inseguridad de las mujeres para moverse en el transporte público y en las calles debido al menor flujo de personas y al cierre de establecimientos en el espacio público.

  • Ante el miedo a la violencia y ahora al contagio, mujeres han modificado sus comportamientos de viaje para sentirse más seguras, los cuales son más caros, como  los taxis privados.

Esta conyuntura debe aprovecharse para reconstruir la movilidad urbana por y para mujeres, enfatizó Laura Pérez. Para atender todos estos retos, se requieren datos y diseñar una movilidad que priorice las rutas para llegar a mercados, escuelas y hospitales. Pero a su vez, generar perspectivas de corresponsabilidad en la que los hombres también sean responsables en desempeñar estas actividades.

“La carencia de datos de movilidad de mujeres dificulta medir cuáles son los impactos para las mujeres en estas medidas, de ahí la importancia de estudios estudios para presentar las problemáticas e impactos que ha tenido la pandemia sobre cómo nos movemos las mujeres”, concluyó la panelista.

Laura Pérez es analista de políticas públicas en C230 Consultores, con un enfoque en desarrollo urbano, movilidad y perspectiva de género. Forma parte del equipo de Transversalización de Género e Inclusión Social en Future Cities México.

 

Movilidad de las mujeres latinoamericanas durante la cuarentena

Foto 2Por su parte, Georgina Sticco y Alejandra Conconi presentaron los datos preliminares de una investigación sobre la movilidad de las mujeres durante la cuarentena en Colombia (Bogotá, Cali), Argentina (Buenos Aires), México (Ciudad de México, Guadalajara), Perú (Lima), Ecuador (Quito), Chile (Santiago), Santo Domingo, Guatemala, El Salvador.

El estudio tuvo por objetivo identificar y visibilizar los problemas relacionados al acceso y calidad en el transporte público para las personas que realizan actividades esenciales remuneradas y no remuneradas en el contexto del COVID-19, con un enfoque de género.

De manera general, se confirmó que las mujeres tienen menos acceso a vehículos particulares y utilizan más el transporte público (del 60% al 66%), lo que las expone a violencia y acoso. La crisis sanitaria puso al descubierto y pronunció las desigualdades estructurales hacia las mujeres en la sociedad.

Esta información busca permitir tomar otro tipo de deficiones en la planificación de movilidad de las ciudades en el contexto del aislamiento o en la apertura paulatina de lugares desde una perspectiva de género.

“Nos encontramos que quienes planifican el transporte no tienen esta mirada y en esta situación de crisis tampoco se trajo a tirada. La urgencia de tomar decisiones hizo que no se pensara cómo esto iba a afectar particularmente a las mujeres”, mencionó Georgina.

En cuanto a la metodología, se realizaron encuestas en línea y entrevistas a profundidad con mujeres trabajadoras esenciales y funcionarias públicas. A su vez se generó una etnografía de redes e intercambio durante un mes en el que se participaron informantes clave. Hubo un total de tres mil 751 respuestas con el 66% de mujeres participantes.

Entre otros resultados, se encontró un aumento en el costo de viaje en San Salvador, Quito y Buenos Aires de casi $3 dólares. Esto se debió, entre otras causas, al aumento en el precio del transporte informal, el cual no está regulado.

Los resultados finales del estudio presentarán un análisis del uso desagregado por género de distintos tipos de transporte: vehículo privado, bicicleta, transporte público.

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Se encontró un leve aumento del uso de la bicicleta. Los motivos de las mujeres para no usarla son las distancias largas y la falta de confianza, así como la geografía de la ciudad. En todos los casos son los varones quienes usan en mayor medida la bicicleta que las mujeres”.

En cuanto a los casos testigos de manera interseccional, se reportó aumento de precarización en donde el elemento más notorio fue la clase social. Tal es el caso de la migración forzada de mujeres de Venezuela a Quito, las condiciones de trabajadoras sexuales en San Salvador, comadronas y parteras indígenas en Guatemala.

Georgina Sticco es cofundadora y directora de GROW, Género y Trabajo. Alejandra Conconi es antropóloga especializada en diversidad e inclusión en el mundo de trabajo.

Aquí encontrarás el video del webinar:

Sobre EUROCLIMA+

EUROCLIMA+ es un programa financiado por la Unión Europea para promover el desarrollo ambientalmente sostenible y resiliente al clima en 18 países de América Latina, en particular para el beneficio de las poblaciones más vulnerables. El Programa se implementa bajo el trabajo sinérgico de siete agencias: Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), Agencia Francesa de Desarrollo (AFD), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Expertise France (EF), Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) GmbH y ONU Medio Ambiente.

Para mayor información:

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