Estudios internacionales vinculan la mala calidad del aire a largo plazo con el aumento de las muertes prematuras y vinculadas al COVID-19 y, a su vez, el transporte es responsable de cerca de la mitad de la contaminación atmosférica en las ciudades de la región. Por lo tanto, un cambio hacia la movilidad eléctrica tendría fuerte implicación no sólo en la reducción de emisiones para el cumplimiento del Acuerdo de París, sino que también mejoraría directamente la calidad del aire y aumentaría la resiliencia a eventuales episodios sanitarios.

Para desarrollar una transformación sostenible, es esencial el diálogo político de alto nivel y la cooperación regional. Esto permite explorar prioridades comunes, intercambiar conocimiento y buenas prácticas para acelerar la transformación hacia la movilidad eléctrica, así como la interoperabilidad entre países de las tecnologías de la movilidad eléctrica, además de servir para aunar esfuerzos para generar una transformación más rápida y armonizada.

Esta acción integra actividades que se clasifican en tres categorías:

1. Acciones de diálogo político de alto nivel ligadas al Foro de Ministros de Medio Ambiente de América Latina y el Caribe, así como la primera resolución global sobre movilidad sostenible adoptada durante la Cuarta Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA-4).
2. Diálogos políticos de alto nivel e intersectoriales de energía y transporte, bajo la Presidencia de la COP25 y la COP26.
3. Otras campañas de comunicación y eventos estratégicos.