Nuevas experiencias y desafíos sobre MyE de las políticas climáticas en el sector agropecuario

22ª sesión de intercambio virtual de la Comunidad de Práctica de Monitoreo y Evaluación de Políticas Climáticas.

El miércoles 11 de agosto 2021 se llevó a cabo la 22° sesión virtual de intercambio de la comunidad de práctica de monitoreo y evaluación de políticas climáticas (CdP MyE) apoyada por FIIAPP en el marco del programa EUROCLIMA+ con apoyo de la Plataforma LEDS LAC. La sesión “Nuevas experiencias y desafíos sobre MyE de las políticas climáticas en el sector agropecuario“ tuvo el objetivo de profundizar en unos de los temas priorizados por los miembros. Se abrió un espacio de reflexión e intercambio para profundizar en el tema a través de la experiencia concreta de una empresa B en Chile, que está apostando por la agricultura regenerativa. Complementamos esta experiencia con las miradas/experiencias de los Ministerios de Medio Ambiente de dos países de la región. Y, como siempre, mantuvimos  un espacio abierto de conversación con todos las personas asistentes.

El fenómeno al que nos enfrentamos ahora ya no puede denominarse realmente “cambio climático”.
El clima siempre estuvo sujeto a cambios rítmicos, pero la humanidad moderna ha quebrado esto.
Tenemos que prestar atención a esta ruptura y sanarla.

Documentación del Congreso de Agricultura y Juventud 2021 


Una perspectiva desde el sector privado de la ganadería regenerativa 

Cristobal Gatica, de la empresa Manada - certificada como empresa B - hizo una reflexión sobre su visión del sector desde su rol como actor del sector privado. Resaltó la relevancia del tema en el contexto climático y su interrelación con otros temas, como la seguridad alimentaria y la pérdida de la biodiversidad. En ese sentido, la práctica de agricultura o ganadería regenerativa parte de la premisa de contar con un suelo vivo y sano tomando en cuenta sus características no solo físicas y químicas sino también biológicas. El manejo regenerativo trabaja sobre los principios de adaptación al contexto; minimización de la labranza; mantenimiento de raíces vivas y cobertura del suelo; integración de animales y aumento de la biodiversidad. Sobre esto, los beneficios resultan diversos y con repercusiones tanto en mitigación, por la captura de carbono en las raíces y materia orgánica del suelo, como en aspectos relacionados con la adaptación como la prevención de la erosión, el mantenimiento de la humedad de los suelos, la seguridad alimentaria, entre otros. 

El mantenimiento de los servicios ecosistémicos en condiciones saludables desde la producción de alimentos requiere de un enfoque sistémico. Adicionalmente a los elementos mencionados líneas arriba, se requiere la articulación y comunicación entre distintos actores (productores, tomadores de decisión de política pública y consumidores) y la integración las distintas dimensiones del territorio. En este último punto, reconocer la necesidad de agregar iniciativas dispersas y llevar adelante proyectos asociativos para, por ejemplo, hacer medible lo que se está llevando adelante el la práctica.

En términos de la medición, existe el reto y la necesidad de la generación de información y modelos que permitan identificar cuáles son las mejores prácticas (por ejemplo en términos de en captura de carbono o incremento de resiliencia); estimar e internalizar los beneficios o costos ambientales de los distintos procesos productivos; y, diseñar e difundir esquemas de incentivos de las mejores prácticas.

Iniciativa 4 por 1000  

La iniciativa internacional « 4 por 1000 », lanzada por Francia durante la COP 21, busca mostrar que la agricultura,
especialmente los suelos agrícolas, pueden desempeñar un papel determinante para la seguridad alimentaria y el cambio climático.

En base a documentación científica, la iniciativa invita a todos los socios a difundir o establecer acciones concretas
sobre el almacenamiento de carbono en los suelos, y el tipo de prácticas para lograrlo (ejm. agroecología, agroforestería, agricultura de conservación, gestión del paisaje).   

La ambición de la iniciativa es promover un compromiso a una transición hacia una agricultura productiva, altamente resistente,
basada en un manejo adaptado de las tierras y los suelos, generadora de empleos e ingresos, y base de un desarrollo sostenible.

Enlace: https://4p1000.org/es 

Perspectiva de los sistemas M&E de adaptación del sector agropecuario desde los Ministerios de Ambiente de Uruguay y Colombia 

Cecilia Penengo, de la Dirección Nacional de Cambio Climático del Ministerio de Ambiente de Uruguay y Eliana Hernández del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia contaron sobre la experiencia de sus respectivos países en el monitoreo y evaluación en el sector agropecuario con énfasis en algunas oportunidades desafíos que se identifican del proceso. 

Para Uruguay, la ganadería es un sector clave y se lleva a cabo de forma extensiva y regenerativa aprovechando los pastizales naturales. Las exportaciones agropecuarias representan el 80% del total de las exportaciones con un impacto en el 6% del PBI. Dada su importancia, la adaptación al cambio climático del sector es prioridad y debe ir de la mano con la reducción de emisiones. La Política Nacional de Cambio Climático, aprobada en el 2017, es el marco que da los lineamientos estratégicos al 2050 y sobre la cual se construyen los distintos programas y proyectos. Por su parte, la NDC establece 68 medidas de mitigación y 38 de adaptación siendo muchas de ellas sinérgicas entre ambos temas.  Dentro de las medidas de adaptación, siete son específicas del sector agropecuario e incluyen: plantaciones forestales para abrigo y sombra; planes de uso y manejo de suelo; el Plan Nacional de Adaptación (PNA) Agro, Sistema de información integrales e investigación; Instrumentos de transferencia de riesgo; embalses y represas multiprediales; y, ganadería de campo natural.

El PNA Agro, una de las siete medidas de adaptación en el sector agropecuario de la NDC, es el documento estratégico que da los lineamientos para adaptar al sector agropecuario y cuyo objetivo es mejorar los medios de vida de las poblaciones a través de sistemas de producción animal y vegetal sostenibles. Establece una estrategia al 2050 y un plan de acción al 2025 con 66 medidas concretas distribuidas en cuatro dimensiones: sistemas de producción (28 medidas), ecosistemas y recursos naturales (8 medidas), medios de vida (11 medidas) y capacidades institucionales (19 medidas). Su sistema M&E plantea 32 indicadores, cuantitativos y cualitativos y de resultado y de proceso.  que combinan indicadores tanto de resultado como de proceso así como cualitativos y cuantitativos. Se ha elaborado en base a un proceso participativo que permitió identificar las vulnerabilidades de cada sistema en particular, lo que hace que las medidas sean distintas para cada sistema.

El nivel de avance de la implementación y cumplimiento de las metas de la NDC de Uruguay pueden ser consultados
a través del visualizador de avances en la contribución determinada a nivel nacional. El sistema permite filtrar el subgrupo de adaptación y sector agropecuario.

https://visualizador.gobiernoabierto.gub.uy/visualizador/api/repos/%3Apublic%3Aorganismos%3Aambiente%3Avisualizador_cdn.wcdf/generatedContent 

Por otro lado, a la fecha, Colombia está en proceso de definir sus indicadores del sector agrícola, tanto aquellos que permitan medir el avance en el proceso como aquellos que permitan medir impacto. Se reconoce que estos últimos presentan el reto de la medición a largo plazo que excede los tiempos de ejecución misma de los proyectos. El ejercicio de definición de los indicadores, de nivel local, regional y nacional, utiliza las herramientas del Sistema Integrado para la Evaluación de Vulnerabilidad, Riesgo y Adaptación que da las orientaciones y lineamientos para el marco de evaluación y permite la integración con otros sistemas. 

En el proceso de evaluación tanto de la NDC y la Estrategia 2050, se trabaja en mesas específicas de monitoreo y evaluación para tener una definición clara y que los proyectos puedan tener desde un inicio las pautas de la medición de la adaptación de corto, mediano y largo plazo. Esta construcción conjunta de indicadores con sectores y territorios parte de la base de indicadores iniciales que se definieron en el 2015 y 2016. En los próximos dos años se espera tener instaurado y fortalecido el sistema en un sistema integrado de seguimiento al cambio climático que integra todas las distintas herramientas y plataformas.

Reflexiones generales

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