COP25: una lectura (interesada) de la Decisión Chile Madrid

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Europa está afirmando su liderazgo global en la acción climática. Entrevista a Isabel Kreisler, especialista en gobernanza climática · FIIAPP/Programa EUROCLIMA+

«El contenido de la siguiente nota es responsabilidad exclusiva de su autora Isabel Kreisler, en ningún caso debe considerarse que refleja los puntos de vista de la Unión Europea»

20.12.2019 Madrid (España)
Isabel Kreisler, especialista en gobernanza climática · FIIAPP/Programa EUROCLIMA+

Los resultados de la COP25 han sido insuficientes, sobre eso hay consenso. Para algunos, decepcionantes. Cuestión de expectativas. Tal vez no había que tener tantas, pero bajarlas también tiene un coste.

Isabel Kreisler FIIAPPAsí que, antes de cerrar el año y mirando al 2020, propongo una lectura interesada de lo que deja sobre la mesa la COP25. Aquí van cinco puntos para la reflexión desde la óptica de lo que el programa EUROCLIMA+ quiere ser: un catalizador europeo para la acción climática en América Latina.

  1. Europa está afirmando su liderazgo global en la acción climática. La señal más clara de este compromiso y de la complicidad que Europa busca con América Latina fue la decisión de la Ministra española de Transición Ecológica de ofrecer Madrid para albergar la COP latinoamericana. Fue un gesto valiente, comprometido y lleno de significado. No fue el único. El Parlamento Europeo declaró la emergencia climática previo a la COP, el Consejo Europeo anunció su compromiso de carbono-neutralidad para el 2050, el Banco Europeo anunció la revisión de su política energética para terminar con las inversiones en fósiles e impulsar la transición verde. Más allá de los gestos, Europa necesita acelerar la acción climática en casa para poder seguir exigiendo mayor ambición a Partes terceras y para poder ofrecer más y mejor respaldo a sus aliados latinoamericanos. EUROCLIMA+ puede ser un vehículo-e.

  2. El motivo por el que la COP25 aterrizó en Madrid, la rotunda revuelta social chilena, nos deja otro mensaje para enmarcar. O el Nuevo Pacto Verde es también un Nuevo Contrato Social, o no será nada. O la transición es justa, o no será. Con mayor o menor eco, las protestas sociales y los cambios políticos que se están produciendo en América Latina (Ecuador, Chile, Bolivia, Colombia, …) están señalando una larga lista de pendientes en el desarrollo de la región que cristalizan en un término: “desigualdad”. Para un programa como EUROCLIMA+, que quiere impulsar la agenda climática desde la Dirección General de Cooperación Internacional y Desarrollo (DEVCO), los “co-beneficios de desarrollo” no pueden entenderse como accesorios o complementarios a la acción climática, han de estar en el centro de todo. Recordemos esto al embarcarnos en las Estrategias de Largo Plazo, en la facilitación del diálogo sobre políticas públicas, en la revisión de las NDC.

  3. El bloqueo de las negociaciones en el artículo 6 del Acuerdo de París y el retraso de la puesta en marcha de los mercados de carbono, no sólo es preocupante porque limita y ralentiza la acción climática (más de la mitad de las NDC registradas cuentan en mayor o menor medida con estos instrumentos) en el momento en que hay que multiplicar y acelerar las acciones. También preocupa porque se espera que los mercados de carbono generen financiación para abordar los retos de la adaptación a la escala necesaria. La proporción del financiamiento climático que se invierte en adaptación todavía es minoritario (entre el 21 y el 29% de las aportaciones bi y multilaterales, de acuerdo a la Global Commission on Adaptation). Dada la prioridad que la mayoría de los países de América Latina otorgan a sus metas de adaptación, las dificultades de movilización de inversión privada hacia esta agenda y los vínculos claros de la adaptación con los objetivos de desarrollo… es comprensible que los países socios quieran ver en EUROCLIMA+ a un abanderado de la adaptación al cambio climático en la región.

  4. En el capítulo de haberes de la COP25 figura el paquetito de medidas específicas sobre Daños y Pérdidas. La mitigación de las emisiones de gases y la reducción de la vulnerabilidad ante los riegos climáticos es ya insuficiente para evitar una factura cierta: habrá impactos en el futuro que no hemos evitado y se derivarán en daños y pérdidas (económicos y no-económicos) para la sociedad. De hecho, la factura ya está sobre la mesa: mientras los esfuerzos de mitigación y de adaptación sean ampliamente insuficientes, seguirán acumulándose efectos adversos (elevación del nivel del mar, pérdida de glaciares, salinización de fuentes de agua, ...) y produciéndose fenómenos extremos (inundaciones, sequías, ciclones, …): impactos reales que no hemos sabido evitar. Con un coste elevado: según datos de la FAO, entre 2005 y 2015, los desastres originados por eventos meteorológicos extremos costaron al sector agrícola de América Latina y el Caribe cerca de $22 mil millones, sólo en pérdidas de cosechas y ganado. Si a ello se sumasen daños y pérdidas de otros sectores productivos, de infraestructuras, coste social… la factura climática para la región pronto será inasumible. América Latina enfrenta un reto con el manejo de los daños y pérdidas resultado del cambio climático, económicos y no-económicos, derivados de fenómenos extremos y acumulativos. La de Daños y Pérdidas ha sido por décadas una agenda relegada en las negociaciones climáticas y huérfana de financiación. En la COP25 se ha plantado una semilla: la Decisión Chile Madrid mandata al Fondo Verde para el Clima contemplar la agenda de daños y pérdidas. Queda mucha noche por bailar y hay pocos novios en esta pista. He aquí una oportunidad de impacto para EUROCLIMA+.

  5. La buena noticia sin matices de esta COP25 ha sido la constatación de que la sociedad está en movimiento y exige cambios. El metro de Madrid se llenó héroes (Indiana Jones no fue el más atractivo): científicos, representantes de ONGs y de grupos indígenas, jóvenes informados, articulados, concernidos y poderosos. Se había previsto una “zona turquesa” en la COP (buscando la mezcla entre la “zona azul” -los espacios de gobiernos y negociadores- y la “zona verde” -los espacios de la sociedad civil). Francamente: no hizo falta. El mensaje de la sociedad traspasó fronteras y colores. Llegó alto y claro, tomó la calle y hasta el último plenario de la COP… donde no se escuchó lo suficiente. Which begs the question: ¿a quiénes representan los negociadores cuando sus discursos no igualan de la voz de la sociedad? No es una pregunta retórica, EUROCLIMA+ ha de permanecer abierto y permeable a la influencia de múltiples actores sociales (gobiernos sub-nacionales, organizaciones de la sociedad civil, academia, emprendedores…), y tejer puentes entre los gobiernos nacionales y los corredores de fondo de la acción climática.

A Madrid se le está pasando rápido la resaca de la COP. Nuestra green-grey city se ha abrazado ya a la vorágine de luces y compras navideñas. Para el año nuevo, un Deseo Chile Madrid: que la COP25 realmente haya dejado un poso en nuestro alcalde converso y entre nuestros conciudadanos felizmente motivados: que el alumbrado sea de bajo consumo (se puede), que el consumismo sea responsable (¿se puede?). Que Chile atine a construir ese bello nuevo país que tanto merece. Y para ustedes, Euroclimbers latinoamericanos y europeos: feliz 2020, que les pille en movimiento.

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